Cocochas de bacalao y otros platos (San Sebastián)

El Jueves 21 estuvimos en el mercado de Colmenar y aproveché, entre otras cosas, para adquirir algunos productos de casquería.
Fué un tanto inoportuno ya que al día siguiente planeábamos viajar a San Sebastián para asistir (Natalia) a un congreso de Psicoanálisis. Y así, tras aprovechar los restos de cocido para Nana y hacerme unos filetes de hígado de cordero a la plancha (el resto -mollejas y carrillada de cordero  pasaron al congelador) emprendimos un viaje tranquilo tras el que llegamos a San Sebastián.

Tarde para las costumbres del lugar, buscamos un lugar en que nos dieran 'de comer', cerca de casa de la Amona y una decisión a cara o cruz nos llevó al Librit, un restaurante en el que destacan las ganas de trabajar de sus empleados que nos transmitieron su especialidad en pescados y mariscos basada en la experiencia de muchos años en la mar gallega del jefe.


Nos prepararon una tortilla en base a pulpo a feira.

El día siguiente, sábado, amaneció un extemporáneo día de verano; se preparó comida en casa; la amona tenía alcachofas y unas cocochas de bacalao que me tocó preparar. El intento de hacerlas al pil-pil, fracasó por lo que tras un rato decidí terminar el plato con una salsa hecha con harina, vino blanco y perejil. Las cocochas quedaron en el punto en que en boca se separa la carne de la gelatina; la salsa apoyó adecuadamente el sabor.

A la hora de la cena unos apetecieron unos chipirones en su tinta y emprendimos la búsqueda. Tras una parada en el Moto Club (una croqueta y un vino del año) nos dirigimos al Bodegón Alejandro por pura intuición. No encontramos los cipirones (ya contábamos con ello ya que no es temporada) y tiramos de carta: una sidra de Hernani y una tartaleta de manzana rodearon los platos principales:
Arroz con almejas.
Canelones de pato.

Tras una larga sobremesa (el restaurante tiene demasiado cerca a los comensales), los pies y la lengua nos llevaron hasta La Perla en un noche estrellada.

El domingo el tiempo fue rafaeliano, es decir, de escándalo; imposible no salir a tomar un vermouth... comimos en casa (coliflor y una carne a la plancha) antes de emprender la vuelta que realizamos haciendo una parada en Etxegarate (tras dar unas cuantas vueltas por los alrededores de Zarautz, gracias al despiste del tom tom) para adquirir queso y alubias.

En casa nos recibió un conocido: el frío castellano. _____________________ Editada: 22 de feb. de 2014 5 de feb. de 2015

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